Una nota de sabor... con un pudding de almendras

Al igual que el mundo de la moda, la escritura o la pintura... el entorno culinario es un arte en sí mismo. Con eso no os estoy descubriendo nada nuevo, lo sé. Para mí la cocina es un territorio desconocido, uno en el que me encuentro como pez fuera del agua y donde saltan las alarmas. Incluso las de incendios. Tranquilos, estoy bromeando.

Lo que quiero es demostrar que si yo soy capaz de meter las manos en harina y no salir escaldada por ello, es que cualquiera puede hacerlo. Al fin y al cabo es como un juego.  Y es que las cosas explicadas desde la mente de alguien para la que no es su “salsa” este terreno, hace que las simplifique... Así que, ¿os animáis a jugar conmigo?

La siguiente incursión en esta jungla será un postre que en apariencia no demuestra toda la delicia que esconde: PUDDING DE ALMENDRAS

No son precisos ingredientes que no tengamos en cualquiera de nuestras despensas, así que no hay que empezar a estresarse.

Necesitaremos:
6 huevos
400 gramos de harina
200 gramos de almendra molida
1 litro de leche
3 ó 4 cucharadas de canela molida
Una cucharada sopera de maizena
Ralladura de un limón
400 gramos de croissants, magdalenas o bizcochos sobrantes
Una manzana

¡Ah!... ¡y agua!

También:

Horno 200 ó 180º - 50 minutos
Bol grande
Varillas
Molde cubierto en papel de aluminio
Bandeja del horno

Estas medidas son para un molde grande, cuando tengáis una reunión familiar o de amigos, quedaréis “divinamente” si os presentáis con este postre. Aproximadamente para 10-12 personas.

El primer paso es hacerse con un bol bastante grande teniendo en cuenta los ingredientes que han de ser vertidos (sí, por ahí también me he encontrado) en su interior. Así que no cojáis el primer bol pequeñito que encontréis por casa.  Coger unas varillas para su mezcla y … ¡empezamos! También puedes encender el horno para que ya esté en su punto cuando todo esté preparado.

Tras esto, se ponen los 6 huevos y se baten. Seguidamente añadimos la harina y la mezclamos con los huevos, al igual que la almendra molida. A continuación, incorporamos la leche y seguimos integrando los ingredientes.

Después de estos pasos, añadimos la canela molida, que le proporciona un rico aroma, la maizena y la ralladura del limón... Y volvemos a mezclarlo todo.

Al resultado de la mezcla de ingredientes que tiene una consistencia bastante líquida, le incorporamos troceados los sobrantes de croissants, bizcochos, magdalenas... y ahora es cuando toca remangarse y ponerse en acción: lo mojamos con las manos para que se empape bien.  Todo esto para evitar que no nos salga espeso. Por ese motivo si compruebas que el resultado es demasiado “líquido” añádele un poco más de esos sobrantes. 

Cuando ya lo tenemos bien empapado todo, lo introducimos con cuidado en el molde que previamente hemos cubierto con papel de aluminio. Una vez en el molde, pelamos una manzana y haciendo gajos pequeños, decoramos la superficie de nuestro postre.

Lo colocamos sobre la bandeja del horno, añadimos agua sobre ésta - para que se encuentre al “baño María”. Es conveniente ir comprobando que no se queda sin agua, echándole un ojo de cuando en cuando.

Y tras 50/60 minutos tendremos nuestro pudding de almendras. 

Cuando se enfríe lo reservamos en la nevera, ya que “fresquito” es como mejor está.  

Saborea, Disfruta y... ¿Comenta?

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